Sólamente los emprendedores entendemos nuestra obsesión con el ROI (Retorno sobre la Inversión) como algo natural, especialmente al inicio cuando más necesitamos capital para sostener las operaciones, pagar a proveedores, colaboradores y a nosotros mismos aún a pesar de que nuestro lado racional sabe que las mejores inversiones son a largo plazo.
Lamentablemente, la sociedad occidental nos ha educado para buscar resultados rápidos antes que sólidos: abdominales definidos sin ir al gimnasio, graduarse en la mitad del tiempo normal y retornos de inversión inmediatos son solo algunos de los ejemplos de ésta tendencia.
Es importante, primero que nada, reconocer que ventas y marketing NO son lo mismo. El principal objetivo de la mercadotecnia es que te vean, tener presencia; mientras que si ésto se logra, trabajando en equipo con el departamento de ventas, se lograrán los cierres.
Regularmente el ROI del marketing oscila entre 2% y 4%, mientras que en el caso de ventas sube hasta el 10% e incluso el 15%.
Por lo tanto, lo más sano es tener una expectativa realista de nuestra campaña de marketing y situarla donde le corresponde: en el mediano y largo plazo.
De igual forma que ocurre con el ejercicio, si una persona que no está acostumbrada y un buen día decide correr 5 kilómetros, ésto no le dará fortaleza ni salud, sino todo lo contrario. Pero alguien que acostumbra hacerlo todos los días, en un periodo de un año, será más sano, fuerte y ágil, como explica Bob Hoffman.
Asimismo, en el caso del marketing, crear hoy un blog, una fan page o un sitio web, no logrará generarnos mayor éxito mañana o la próxima semana, pero es necesario para que en unos meses la empresa esté mejor posicionada.
Así, empresas como Coca-Cola, pueden darse el lujo de tener refrescos a los precios más elevados del mercado, no por haber tenido presencia un par de meses, sino en el día a día de toda nuestra vida en varias generaciones.
Aunque la mercadotecnia no garantiza el éxito en cualquier producto, su ausencia si es un camino al fracaso.